De
todos los “libros sobre libros”, este es, sin duda, uno mis preferidos. Hasta
tal punto lleva entretejido con mi vida que la edición de Alba de antaño exhibía
en la portada el mismo exlibris que había ilustrado el marcapáginas de nuestra
antigua librería Sal de Casa. Ahora aparece una feliz reedición gracias a la
pequeña editorial de no ficción Alfabeto, recién creada. Se trata de dieciocho
textos que nacieron como colaboraciones de la revista editada por la Library of
Congress y que dan fe del apasionado “amor carnal” que une a Anne Fadiman con los
libros. De hecho, a toda su familia: su padre, Clifton Fadiman, dotado de una
memoria prodigiosa, fue editor, escritor, antólogo y divulgador de libros
mediante programas de radio y televisión; su madre, Annalee Whitmore, guionista
y corresponsal de las revistas Life y Time. En esa familia se respiraba, se
comía, se amasaban letras y palabras y, en lugar de jugar al parchís o al
rummy, sus miembros se medían en una modalidad americana de Pasapalabra en la
que solían ganar a la totalidad de los participantes universitarios. Después,
Fadiman se casó con otro escritor y “tras cinco años de matrimonio y un hijo,
George y yo por fin decidimos que estábamos listos para la intimidad más
profunda que suponía la fusión de nuestras bibliotecas”. Ex Libris, Confesiones
de una lectora (“lectora común”, en su versión original: una lectora omnívora, compulsiva
que en un momento de desesperación se mete entre pecho y espalda un par de
catálogos de venta por correo… y les saca un provecho sorprendente) habla de
dedicatorias, plagios, la compulsión de detectar y corregir cualquier error ortográfico y
sintáctico que se le cruce, sobre el placer de leer in situ o en voz alta, sobre el arte de ordenar y almacenar
los libros y sobre lo que estos revelan acerca de sus dueñas
y dueños. Es un libro descacharrante y un must para cualquier bibliólatra o
bibliófago o como sea que nos llamen a quienes no podemos imaginarnos la vida
sin ellos: los libros.
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