Sally Rooney. Recuerden este nombre

Cuando Cristina me habló en su día de Conversaciones entre amigos, de Sally Rooney (dos amigas veinteañeras –que en el pasado habían sido pareja— se meten en un ménage à quatre con una pareja diez o quince años mayor del que salen indemnes y tan amigas... la mirada de una millennial muy lista con mucho talento que se autodefine como marxista y que cuando le preguntaron qué buscaba con esta “novela romántica, aparentemente ligera, divertida y fresca” contestó: “Iniciar una revolución, por supuesto.”), recuerdo que pensé: tendré que leerla. Luego no lo hice, y ahora llega a mis manos la segunda novela de la joven irlandesa, Gente normal. Y sigo pensando que tendré que leer la anterior, de lo impresionada que me he quedado por el estilo, la sutileza y la inteligencia de Rooney. Veamos: Connell y Marianne son dos jóvenes, de procedencia social  dispar (la madre de él limpia en la casa de la familia de Marianne) y nunca explícitas heridas y ausencias. Se conocen en el instituto y entablan una sorprendente relación de gran satisfacción sexual e intimidad. Son inteligentes y "raros". Después, durante años, se encuentran y desencuentran, yerran, sufren, hieren y son maltratados, transigen, se atreven. Todo ello se cuenta con muchas elipsis por medio, a través de unos diálogos de un lenguaje coloquial, limpio (excelente traducción: Inga Pellisa) y no parece ir a ninguna parte; no hay catarsis ni desenlace. Como la vida misma, vaya, y como buena muestra de la literatura contemporánea. Es de una sutileza soberbia y tiene alguna reflexión diamantina. No me extraña nada que le encantara a Isabel Coixet: tiene su aire. Seguiré muy, muy de cerca las andanzas de esta chica. Por cierto, próximamente se estrenará una miniserie basada en la novela en la plataforma Starzplay que, sin duda, contribuirá a su difusión. Bienvenida sea.

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