En pos de lo inalcanzable
En esa
editorial que soñábamos con montar (y que ya no montaremos), habría una
colección de Imprescindibles Rescatados y donde reeditaríamos todos aquellos
libros largamente descatalogados que forman parte de nuestra historia
bibliográfica. En esta colección hipotética, un lugar de honor lo ocuparía El mito de la belleza. Pocos libros hay que durante tantos años me han ido
pidiendo con tanta insistencia y que he tenido que contestar que ya no estaba
disponible. Ninguna bibliografía sobre cuerpo, sexualidad, trastornos de la alimentación,
estudios culturales, historia del feminismo, en la que no figurara este clásico
de Naomi Wolf. Original de 1991 —coincidiendo con la edición de otro
Inencontrable, Reacción, de Susan
Faludi—, el libro ahora reeditado pone en su punto de mira esa ficción social nacida en las
postrimerías de la revolución industrial y que se reinventa sin cesar, a medida
que las mujeres han ido demoliendo límites y cárceles, para seguir sirviendo al
poder heteropatriarcal y las necesidades de un mercado insaciable. Tras la
entrada en el ámbito del trabajo de una gran parte de las mujeres y el declive de
la “religión de la domesticidad” que señalaba Betty Friedan (esa ama de casa que
requería de un sinfín de artilugios para desempeñar con esmero su labor), el
mito de la belleza aportaba los necesarios “grilletes de repuesto” que, por una
parte, constituían para ellas una “tercera jornada” y, por otra, tenían a raya sus aspiraciones de ascenso. Porque el mito es exactamente eso, un mito:
inalcanzable por definición. Compuesto por los dos imperativos principales de
la delgadez y la juventud, llevan a numerosas aberraciones, siempre en
detrimento de nuestra salud, nuestra autoestima y nuestro bolsillo. Aunque una
gran parte de los ilustrativos ejemplos, datos y anécdotas con que Wolf
documenta su trabajo —algunos de los cuales, por cierto, fueron puestos en tela de juicio— pertenecen al momento histórico y el ámbito geográfico en que fueron
escritos, muchos de sus hallazgos siguen siendo válidos o extrapolables. Por
desgracia.
Qué sabia editorial se ha animado a publicarlo?
ResponderEliminarContinta Me Tienes se llama. Si sigues el enlace del título llegas a su página.
EliminarHeide, qué crítica tan demoledora la del artículo que enlazas....me ha impresionado. Yo no lo lo he leído pero ahora tengo muchas ganas...
ResponderEliminarRecomiendo Face Value, de Autum Withney Madrano, para revisar el mito de la belleza hoy. A ver si lo traducen.
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