Narrar "como quien no quiere la cosa"

 ¿Qué fue de Delia Grinstead? Así se titulaba el libro (descatalogado e, inexplicablemente, nunca reeditado) que me enganchó a Anne Tyler. En él, una mujer de mediana edad abandona a su desatento marido y sus hijos e inicia una nueva vida, en otro lugar. Así, casi sin haberlo meditado. En esta novela estaba ya el eterno tema sobre el que giran todas las de la autora: la familia, las relaciones de pareja y de la familia. Y también ese estilo tan peculiar, merodeante, liviano, “orgánico” creo haber escrito en otro lugar: como quien no quiere la cosa. Nunca dramático, nunca estridente. Luego seguí leyéndola, con algunos libros menos redondos, otros más (entre los más, Reunión en el restaurante Nostalgia, Ejercicios respiratorios, El turista accidental). Pero nunca defraudaba. Una sala llena de corazones rotos es de los buenos, buenos. Presenta a uno de sus personajes masculinos emocionalmente inútiles, Micah, que se gana la vida como informático por cuenta propia y haciendo chapuzas diversas en la finca donde vive. A sus cuarenta y tantos, su vida está marcada por unas rígidas rutinas y una falta considerable de aspiraciones. Allí también encaja su relación con Cass, cómoda, educada y poco excitante. Hasta que, un buen día, aparece en su puerta un adolescente que afirma ser su hijo y Cass le propone dejar la relación. De repente, las paredes de la zona de confort de Micah se tambalean y le alcanza el desorden de la Vida. Con qué finura escribe esta mujer, y qué placer de lectura.

Comentarios

Entradas populares